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Vasugupta
Soy profesor de Kundalini Yoga y Reiki. Me apasiona el Shivaismo Tantriko de Cachemira, el Tao (taichi), el Zen... Amado por DIOS, por mediación del Sagrado Corazón de Jesús.
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Vicente Ferrer

viernes, 13 de agosto de 2010

Cristianismo (Parte Uno).

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Salgo del comedor, el silencio impregna cada piedra, cada forma, recorriendo aquellos bellos y largos pasillos, de camino a mi celda,   una puerta entreabierta me llama la atención, conforme me voy a aproximando, una gigantesca y casi vacía sala, se va abriendo ante mi, a lo lejos un anciano monje, alegremente barre el suelo… no me acerco, lo observo en la distancia, se que han hecho voto de silencio, pero misteriosamente, levanta la cabeza y me indica que me acerque. Desde la distancia, me pregunta,

.- ¿que  buscas de mi, Señor?
No se, le digo,
el vuelve a preguntar lo mismo
-. ¿pero qué buscas de mi señor?
y respondo,
dímelo tú
-.¿como no lo vas a saber Señor? …siempre bromeas con este pobre anciano.
(en ese momento, recuerdo que su orden les hace tratar a los huéspedes, como si fueran Jesús Cristo en persona…).
-. ¿Dónde está tu casa? me pregunta
No lo se respondo
Su pregunta se repite como 3 o 4 veces con mi misma respuesta…
Hasta que dice, se encuentra bajo tus pies, vayas donde vaya, tu casa siempre estará bajo tus pies, lo demás puede desaparecer en cualquier momento, lo importante, es donde están descansando ahora mismo tus pies… Recuerdo cuando antiguamente la señal de la cruz, se hacia del entrecejo hacia los pies… y significaba: Señor, permíteme caminar en este mundo, con el corazón abierto de par en par.

 Le pregunto, ¿cuanto tiempo llevas aquí?
-. Mas de 25 años
¿Y que tal han sido?
-. Cuando toca barrer, barro, cuando toca comer, como, si dormir, duermo, mi casa siempre se encuentra bajo mis pies, no es necesario nada mas, sencillamente, vaya donde vaya: siempre estoy en casa.

Sus palabras resuenan con fuerza en mi interior… como si un experimentado maestro Zen, hablara desde la inmensidad de aquellos ojos azules, en paz, irradiando plenitud en todas direcciones.

El silencio reaparece en la sala, él continua barriendo, mi mirada se pierde en el vaivén de la escoba, la sinceridad, comienza ha hacer acto de presencia, la mente se vacia, en silencio, giro sobre mis talones, el asombro me acompaña, en la quietud,  abandono la sala.

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