CRECIENDO

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Este cuerpo... Oh, sublime Maestro:
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Machacado humillado y olvidado...
como eterno sirviente a las ordenesde un mal amo,
se convierte en esclavo de absurdos,
deseos, manías, fobias y todo tipo de estupideces mentales,
que poco o nada tienen que ver con necesidades reales.

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Anestesiadas sus suplicas y lamentos,
amordazamos su sufrimiento y aún creemos vivir;
buscamos la libertad,
y solo ofrecemos unas migajas del banquete que a nuestra disposición tenemos...,
o a lo mucho el látigo, que pide más !!, más !!, más...!!
trabaja mas rápido,
mas excitación a mis sentidos,
mas placer, mas diversión;
más entretenimiento !!
lo que sea con tal de no oír...
de no escuchar tus ruegos,
tus suplicas,
tus oraciones que desgarran mi alma y
“destruyen mi abstraída seguridad”. 

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Es una suerte que en este “cuento”
no somos dos sino uno:
que soy yo el amo y el esclavo,
el siervo y su señor...
yo soy el látigo y la espalda lacerada.

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Cuando escucho mi cuerpo, siento la tensión que se sucede durante el día... es como tener a un niño de la mano, el por sí solo, es inocente, ingenuo y muy asustadizo, solo se siente seguro cuando yo estoy con él, a su lado sintiéndolo, escuchándolo.
No es un lenguaje mental, aunque a veces se escapa alguna palabra, cuando no se puede poner orden... es una comunicación silenciosa basada en el amor y la atención, la misma atención que brinda la madre a su hijo... cuando la madre no le presta atención a su bebé o pierde el contacto con él, este se siente inquieto, desamparado y llora buscando a su mamá... de igual forma en el cuerpo, aparece la inquietud, se contrae (es algo muy similar al miedo), la mente tratará de protegernos, separandonos aun más, de la situación de stress y nos perdemos en un mundo de fantasía, en el mundo del mañana o del ayer “nos emborrachamos de nuestra propia mente, para olvidar”; para olvidarnos en realidad de nuestra presencia; de nosotros mismos.

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Pueden ser tantas cosas las que nos separen de nuestras raíces, cuando le damos más importancia al entorno que al contacto con nosotros mismos: el ver la tele, el leer un libro, el tener una conversación fatua, el comer demasiado, o demasiado poco, el mirar a alguien a los ojos, el exponer tus ideas en un grupo, el contradecir a tu jefe o a tu amada (manteniéndote firme en una opinión), el que otros se rían de ti…

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Pueden ser tantas estupideces simples... luego hay de más complejas o atrayentes: no tener trabajo, no llegar a final de mes, que tu novia o mujer te deje, el cambiar de piso, que se muera un familiar o allegado... una grave enfermedad, pero como siempre no hay nada, ni hay nadie más importante que la consciencia de ti mismo... pq sin eso, tu NO EXISTES, estas a merced del vaivén de la existencia; estas muerto... como decía el Maestro Jesús: 

No hay amigos, ni familia, ni mujer, ni dinero, ni trabajo...: SIN TI.

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Viviendo en contacto intimo con uno mismo… no hay mejor amig@, amad@, amante, familiar o posesión… amándote a ti mismo, en ti mismo:
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UNICA fuente de felicidad constante en este mundo.  

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